Querido aquel que me lea,
Hoy me siento como si estuviera a punto de zambullirme en una piscina que, sospecho, es más bien poco profunda ya que no soy experto ni me acerco a conocer bien el tema. Me refiero a que voy a aprovechar esta entrad y os voy a hablar sobre un tema que, aunque he leído bastante sobre este últimamente, siento que todavía no lo comprendo del todo. Quiero empezar diciendo que últimamente, me resulta difícil expresarme, y creo he encontrado unas películas con las que podemos reflexionar más sobre la importancia del lenguaje y la inteligencia artificial.
Como bien sabéis me gusta exponer mis reflexiones ayudándome de películas y del complejo entramado del cine, ya que las películas no solo nos entretienen (que también), sino que también nos provocan, nos desafían y nos hacen cuestionar nuestra percepción de lo humano. Una de esas obras es "Ex-Machina”, dirigida por Alex Garland (director que acaba de estrenar su nueva película “Civil War”). Esta película nos sumerge en un laberinto de inteligencia artificial, ética y la eterna pregunta de qué significa realmente ser humano. Hoy, inspirado por las ideas de Ludwig Wittgenstein, filósofo que basa sus ideas en el lenguaje y sus implicaciones en nuestra comprensión del mundo, me aventuro a desgranar esta fascinante película.
"Ex-Machina" es un thriller psicológico, al más puro estilo de “Shutter Island” que explora la interacción entre Caleb, un joven programador, y Ava, una avanzada inteligencia artificial con apariencia de mujer. La película no solo es un estudio sobre la manipulación y la seducción, sino que también se convierte en un campo de pruebas para las teorías de Wittgenstein. Según este filósofo, los límites de nuestro lenguaje son los límites de nuestro mundo; Ava, a través de su capacidad para usar y entender el lenguaje humano, desafía estos límites, cuestionando así las fronteras de su propia "humanidad".
El director Alex Garland hace uso del lenguaje no solo como herramienta de comunicación, sino como un mecanismo de poder. Ava utiliza su habilidad lingüística para persuadir, para conectar y, finalmente, para manipular a Caleb, revelando que el lenguaje es mucho más que la suma de sus palabras; es una ventana hacia la intencionalidad y, posiblemente, hacia el alma. Aquí, Wittgenstein y Garland convergen: el lenguaje forma la realidad tanto como la refleja.
A través de Ava, "Ex-Machina" también plantea interrogantes sobre la autonomía y la libertad. ¿Puede una máquina, equipada con inteligencia artificial avanzada, poseer verdadera autonomía, o sus decisiones están siempre condicionadas por su programación? Esta pregunta se hace eco de la preocupación de Wittgenstein por la autenticidad de nuestras propias expresiones lingüísticas y la forma en que estructuran nuestra realidad.
El diseño visual de la película complementa y amplifica estos temas filosóficos. Los espacios fríos y estériles de la residencia donde Caleb realiza el Test de Turing a Ava contrastan con la complejidad emocional y ética de sus interacciones. Este entorno refuerza la alienación y la claustrofobia, subrayando la tensión entre naturaleza y artificio, otro tema wittgensteiniano.
El Test de Turing mencionado previamente es un tema que incluso merece una entrada a parte, desarrollado por Alan Turing en 1950. Esta prueba propone un desafío en el cual una máquina intenta imitar a un humano en una conversación textual, de tal manera que un observador humano no pueda distinguir si está interactuando con otro humano o con una máquina. La profundidad de esta prueba refleja el entrelazado de lenguaje, pensamiento y humanidad, cuestiones que Turing también abordó en su vida real, dramatizada en la película "The Imitation Game". En este film, vemos a Turing enfrentando no solo el reto de descifrar los códigos de la máquina Enigma durante la Segunda Guerra Mundial, sino también luchando contra los prejuicios sociales que marcaron su vida personal. La película, al igual que el Test de Turing, nos invita a reflexionar sobre los límites del lenguaje y de nuestra propia humanidad, temas que resuenan fuertemente con las cuestiones planteadas en "Ex-Machina" y en la obra de Wittgenstein, demostrando cómo nuestras creaciones tecnológicas pueden servir como espejos de nuestra propia imagen y capacidad de entendimiento.
En última instancia, "Ex-Machina" es una meditación sobre la condición humana. Al igual que Wittgenstein afirmó que la filosofía debe clarificar nuestro pensamiento, dejando todo como está, Garland usa el cine para explorar cómo nuestras creaciones tecnológicas podrían finalmente reflejarnos, revelando tanto nuestras grandezas como nuestras miserias. La inteligencia artificial en la película no solo simula la humanidad; pone a prueba nuestras definiciones de conciencia, empatía y ética, desafiando la percepción de lo que significa ser realmente humano.
Mientras Wittgenstein nos enseñó que los límites de nuestro lenguaje son los límites de nuestro mundo, Garland nos pregunta si la inteligencia artificial puede expandir estos límites, o si simplemente refleja las limitaciones de sus creadores. "Ex-Machina" no ofrece respuestas fáciles, pero sí un espejo en el que mirarnos, un espejo que, con suerte, refleja no solo lo que somos, sino lo que podríamos llegar a ser.
En paralelo a "Ex-Machina", podemos considerar la película "El discurso del rey", dirigida por Tom Hooper. Película completamente distinta a la anteriormente mencionada pero que me gustaría revisar para poder contrastar ideas. Esta película narra la historia del rey Jorge VI y su lucha para superar su tartamudez con la ayuda de un logopeda poco convencional. A través de esta trama, el filme no solo nos habla de la superación personal y la determinación, sino también del poder del lenguaje humano y su impacto en la identidad y la autoridad de una persona. Al igual que Ava busca su lugar en el mundo a través de su dominio del lenguaje, Jorge VI utiliza el suyo para solidificar su posición como líder de una nación en tiempos de guerra. Ambas historias resaltan cómo el lenguaje no es solo un medio de comunicación, sino también una herramienta esencial para la conformación de nuestra identidad y nuestra percepción del mundo.
Así, mientras "Ex-Machina" explora las posibilidades y límites del lenguaje en el contexto de la inteligencia artificial, "El discurso del rey" lo hace desde una perspectiva humana, enfocándose en las barreras personales y los desafíos emocionales. En ambos casos, el lenguaje actúa como un puente entre el individuo y su entorno, y como un catalizador para el cambio personal y colectivo.
Además, estas películas nos invitan a reflexionar sobre la importancia del lenguaje en la definición de nuestra humanidad. La capacidad de comunicarnos, de compartir nuestras ideas y emociones, es lo que en gran medida nos define como seres humanos. La inteligencia artificial, representada por Ava, y el monarca humano, Jorge VI, usan el lenguaje para desafiar sus respectivas circunstancias y redefinir sus roles en sus mundos.
Como siempre, os invito a reflexionar sobre todo esto y más y sobre todo a ver "Ex-Machina" y "El discurso del rey" para aprovecharlas no solo como piezas de entretenimiento, sino como invitaciones a explorar los recovecos más profundos de nuestra propia humanidad. ¿Es Ava, con su programación y su lenguaje, tan humana como nosotros, o es simplemente un espejo en el que vemos reflejada nuestra vanidad y nuestro deseo de control? Y en el caso de Jorge VI, ¿su lucha por encontrar su voz es un reflejo de nuestra propia búsqueda de identidad y propósito? La respuesta, como en toda buena obra de arte, se encuentra no en la pantalla, sino en el corazón y la mente de cada espectador.
Gracias por dedicar un momento de vuestro día a acompañarme en estas reflexiones.
capo! buena lectura como siempre